Sin perdón.



          Publicado en El Día de Zamora el 16 de mayo de 2014.

        Les cuento. Desde el sucedido de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, he empezado este artículo tres veces y lo he vuelto a borrar otras tantas. Y todo ello siempre con el Código Penal abierto a mi lado para evitar cualquier problema judicial por esta costumbre mía de meterme en charcos. No les hablo de charcos de agua limpia en los que con estos calores que hemos tenido hubiera sido un placer sumergirse, sino de lodazales. Así que imagínenme escribiendo esto sentado con un código penal a un lado y un cenagal al otro. Por lo que sé a través de los medios de comunicación y de la palabra de mis conocidos leoneses, la Sra. Carrasco no era buena gente. ¿Esto justifica que la hayan asesinado? No. ¿Quiero justificar que a todos los que no son buena gente les metan dos tiros y los dejen tirados en la calle? No. Primero porque a saber dónde dan el carné de buena o mala gente, y quién lo da, y qué requisitos se piden, etc. Hay seres que, por sus valores, para unos son buena gente mientras que para otros, por esos mismos valores, son todo lo contrario. Supongo que Heinrich Himmler para algunos sería una persona maravillosa, pero claro, ya saben ustedes… A lo que vamos, eso de matar a alguien por venganza privada es un modo reprobable de actuación y ya. Pero también es reprobable la violencia institucional, ya sea por la vía de la pena de muerte, vía antidisturbios aporreando de manera reiterada a pacíficos manifestantes o vía privación de derechos necesarios para nuestra digna supervivencia. Siempre he pensado que si en España tuviéramos acceso a las armas de fuego con la misma facilidad que en Estados Unidos, viviríamos en una suerte de película del Oeste americano. Como en “Sin perdón”. Dice el personaje de Clint Eastwood que “Matar a un hombre es algo muy duro, le quitas todo lo que tiene, y todo lo que podría tener”. Pero sabemos que no solo a través de la muerte llegamos a ese fin. Lo vemos todos los días, en nuestros televisores y en nuestras calles. Matar por venganza no es justificable, pero muchas veces es comprensible. Recuerden, la muerte siempre tiene un precio, solo es necesario estar dispuesto a pagarlo.

Puedes seguirme en twitter en @cuadrablanco. No es obligatorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario