Cambios.



                       Publicado en El Día de Zamora el 9 de mayo de 2014.

          Les cuento un sucedido. Hace un par de meses, un conocido mío llevó a su hijo por primera vez a una guardería. Padre primerizo que era, cometió el común error de dejar allí al niño y no pedir un recibo de entrega o justificante similar, por lo que al ir a recogerlo le dieron al primer niño que encontraron. Me dirán ustedes que cómo mi conocido no se dio cuenta de que el niño que le devolvían en la guardería no era el suyo, pero miren, en su defensa he de decir que la criatura era casi un bebé y claro, mi conocido todavía no había interiorizado la fisonomía del pequeño ser, andaba con prisa y no cayó en la cuenta. Eso y que a esas edades todos esos proyectos de seres humanos son iguales y fácilmente intercambiables. El momento dramático vino cuando llegó a casa y su pareja le montó un pifostio de esos legendarios, pero mi conocido, hombre de buen verbo, la convenció de que qué más daba una criatura que otra, si total tampoco llevaba la otra tanto tiempo en sus vidas como para haberse acostumbrado a ella, y que si en la guardería le habían entregado a esta sería porque allí consideraban que les encajaba más con su forma de ser, y que andar ahora con hojas de reclamaciones para devolver a esta y buscar a la otra iba a ser un lío, que la burocracia es lenta y que sería muy probable que cuando consiguieran recuperar a su criatura original, tuviera ya 15 años y vete a saber en qué clase de persona se habría convertido.
            Si amigos, estas cosas suceden. A mí me pasó un día que fui al cine con una chica, ella pasó a la sala mientras yo compraba palomitas, al entrar ya estaba todo oscuro, y yo me senté al lado de algo que parecía mi acompañante. Cuando se encendió la luz, ella no era con la que había ido al cine, pero como me pareció agradable continué la velada sin darle mayor importancia. Y ella tampoco lo hizo.
            A veces hay que aceptar o hacer cambios, aunque sea de manera inconsciente, para poder seguir hacia donde sea que hay que seguir.

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