Marianadas.

Publicado en El Día de Zamora el 23 de agosto.

El otro día, por la tarde, ya casi noche, que con estos calores es cuando se puede salir a la calle, estaba dando un paseo por nuestro parque/jardín/bosque o como quieran denominarlo, de Valorio, cuando me encontré con un grupo de científicos. Al preguntarles qué es lo que estaban haciendo ahí al aire libre, me respondieron que con los recortes presupuestarios en I+D, investigación y desarrollo para los no iniciados, se habían visto obligados a abandonar sus laboratorios y buscarse la vida donde buenamente habían podido. Y ahí andaban, manipulando probetas, placas de petri, y demás. Dada mi notable curiosidad, les pregunté cual era el objeto de su experimento, y me dijeron que trataba sobre la miniaturización. La cosa era, habrán visto una película que versa sobre lo mismo, miniaturizar un submarino con un tripulante dentro e introducirlo en un ser humano para poder analizar nuestro cuerpo desde dentro. Lo más llamativo del caso es que el sujeto a observar desde dentro era nuestro Presidente del Gobierno, D. Mariano Rajoy Brey. Toma ya, exclamé. No pude resistirme y me ofrecí voluntario como piloto de la nave en cuestión. Así, tras meterme en el submarino y sufrir el bombardeo de unos rayos de no sé qué, me hicieron lo bastante pequeño como para introducirme en el cuerpo de nuestro amado líder nacional. Me inyectaron en su torrente sanguíneo, según mi gps en una rama de la arteria carótida interna, que me llevó directo al cerebro del Presidente. Y ahí, la profundidad abisal. La total oscuridad. Lo llamativo es que mi gps decía que me encontraba en la Fosa de las Marianas, que dado el nombre de nuestro dirigente, tenía algo de lógica, pero poca. La Fosa de las Marianas, el origen de las Marianadas. Oscuridad perpetua. Temperaturas glaciales. El cerebro de nuestro Presidente era un lugar inhóspito, con una presión 1.100 veces superior a la normal, sin duda, una zona poco adecuada para que las neuronas funcionen con una diligencia o capacidad mínima. Pero no se alarmen, pese a esas condiciones extremas, en el cerebro del Presidente hay vida, si bien al igual que en la Fosa de las Marianas del Océano Pacífico, esta es bacteriana. Las bacterias, unos seres que parecen soportarlo todo, como los españoles. Todos bacterias al fin y al cabo.
 
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