Miradas

Publicado en El día de Zamora el 11 de mayo de 2012.

El otro día, cuando iba a salir de mi casa, en el instante en el que estaba a punto de girar el pomo de la puerta para acceder al mundo, decidí agacharme un poco para observarlo a través de la cerradura. Y no pueden imaginarse como es el mundo cuando lo miramos así. Y como no pueden figurárselo, ya se lo cuento yo. Para empezar, me sorprendió lo quieto y expectante que está todo, esperando a que cada uno de nosotros se incorpore para arrancar la maquinaria, la señora esa con la que se cruzan siempre en la acera está allí mismo, mirando el reloj y moviendo nerviosa su pie izquierdo, esperando el grito de ¡acción! en la claqueta para representar su papel en nuestra comedia diaria. Los perros, los coches, los viandantes, ¿este que pasa, que no piensa salir de casa hoy? Pues no, no pienso moverme de esta cerradura. Ya ven, en contra de lo que se nos suele decir, resulta que cada uno de nosotros es el protagonista de su propio mundo, y que con un sencillo gesto de insumisión podemos paralizarlo o alterarlo según nos convenga. Así que salgan a la calle, pero cuando lo crean conveniente. Sigan caminos distintos, compórtense de otra manera, exijan el poder para sumergirse entre la muchedumbre o de salir de ella cuando les plazca. Como decía aquel, seamos los dueños de nuestro destino, seamos los capitanes de nuestras almas.

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