La paciencia

Publicado en El día de Zamora el 3 de febrero de 2012.

Caminaba una mañana hacia mi lugar de trabajo cuando vi pasar a una furgoneta que llevaba en su parte trasera el lema “LO BUENO ESTÁ AÚN POR LLEGAR”, así, en letras grandes y mayúsculas, anunciando el advenimiento de lo propicio, una especie de ángel Gabriel moderno y motorizado, Salve, llena de gracia, el Señor es contigo, pero en vez de aparecerme así sin más vengo en este ingenio mecanizado, que ya pasaron los tiempos de peregrinar desde el cielo al suelo colocando un pie delante del otro. Confiado como soy miré hacia atrás a ver si lo bueno seguía de modo inmediato a la furgoneta, pero no. Así que me senté en un banco de un parque a esperar a que llegara. Veinte minutos, una hora, dos, voy al supermercado de enfrente, me compro un bocadillo, un refresco, retorno al banco, como, y en estas por fin apareció mi anhelado ángel, todo vestido de azul, me pregunta cómo me llamo, lo apunta de modo escrupuloso en un papel, del cual me entrega una copia mientras me anuncia que la mendicidad está prohibida y que estoy sancionado conforme a no sé qué normativa municipal. Desolado retorno a mi casa, me paro en un semáforo, pasa una furgoneta, “LO BUENO ESTÁ AÚN POR LLEGAR”, cojo una piedra, se escucha un frenazo.

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