¿A dónde van los años?

Publicado en El día de Zamora el 30 de diciembre de 2011.

Y en esas estaba yo el otro día sentado en el sofá de mi casa, dándole vueltas a la cuestión, imaginando que mientras nos comemos las uvas unos individuos vestidos con uniformes azules cargan en un furgón el año que termina, empaquetado y etiquetado a la perfección para evitar que se confunda con otro año ya acabado, para evitar que se traspapele entre tantos y tantos años ya pasados. Y esos mismos individuos lo transportan a un almacén, idéntico al que sale al final de la primera película de Indiana Jones tras encontrar el arca perdida, en el que miles de paquetes de miles de años van siendo acumulados. ¿A dónde van los años? Repetía y repetía como un mantra, adóndevanlosaños, adóndevanlosaños. Comido por la curiosidad, bajé al garaje, cogí el coche y me fui en busca del almacén, que según mis cálculos tenía que estar en el desierto de Nuevo México. Adondevanlosaños. Tras varias horas conduciendo y después de dar vueltas y vueltas por el puñetero desierto sin encontrar su ubicación, regresé a casa. Decepcionado, entré en el cuarto de baño, adóndevanlosaños, a lavarme las manos y la cara, adóndevanlosaños, y al levantar la vista del lavabo y verme reflejado en el espejo, todavía con el agua goteando, los vi ahí, todos los años, en el poco pelo que me va quedando, en la mirada cansada, en la mente cada vez más perdida, en el hartazgo de la vida. Ahí estaban todos, Justo ahí.   

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