El otro día, organizando unas cosas en un armario de casa, fui a dar con una caja, de cartón, vulgar a más no poder, marrón, cerrada con cinta americana marrón, rotulada también en marrón más oscuro, toda ella era un homenaje al color marrón, tan alegre él como de costumbre. La bajé del altillo, despegué la cinta y ahí estaban, olvidadas y acumuladas desde el principio de mis tiempos, las ilusiones perdidas. Junto con las pueriles se amontonaban todas las demás, esa compañera que se diluyó, esos amigos que se esfumaron, aquello de lo que quisiste vivir aunque al final te tocó sobrevivir de eso otro... Todas allí. Y ahora siéntense ustedes con sus respectivas cajas de ilusiones perdidas y vívanlas. Olvídense de responsabilidades, de gastos, de jefes, de hijos, de todo. Céntrense en sí mismos, sean egoístas, viajen, disfruten de la pareja que quisieron tener, de los amigos que perdieron, del trabajo de sus sueños, o de su fortuna que les permite hacer lo que desean y cuando lo desean. Si, es la noche del 5 de enero y no les traigo ni oro, ni incienso ni mirra, solo unos minutos de vida paralela. Cuando vuelvan no me detesten, ya sé que el cuento ha cambiado. Mucho..
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