No, no se
preocupen que no me he montado en un puñado de neutrinos de los que les hablaba
la semana pasada y me he vuelto a 1999, y mucho menos me he trasladado a
2999, que vayan ustedes a saber que me encuentro allí. No. Hoy vengo a
contarles que el miedo al fin del milenio se ha instalado entre nosotros con
casi doce años de retraso. Cuando el año 2000 llegó a nuestras vidas vivíamos
en la opulencia y el oropel, así que nos trajo al pairo todo eso de que se
acababa el mundo y que los ordenadores se volverían locos y nos llevarían de
vuelta a la edad de piedra, los señores de las agencias de riesgo nos venían a
decir que ancha es Castilla, así que nos lo pulimos todo como si no hubiera
mañana. Pero ya ven, al final el mañana llegó y aquí está, el fin de la especie
humana se acerca no en forma de peste negra o similar, sino que ha mutado en
catástrofe económica y los mismos señores que antes nos daban barra libre ahora
nos llevan con el collar de castigo. Solo en España, el paro subió en
septiembre en 95.817 personas y deja la bonita cifra total de 4.226.744 desempleados.
Y vamos a más. Así, les recomiendo que hagan lo mismo que hicieron nuestros
ancestros del año 999, refúgiense en la religión y en las sectas. O en el sexo.
Parece más divertido lo del sexo. Lo dejo a su voluntad.
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