Si bien por mi
experiencia cada vez que me han dicho “tenemos que hablar” las consecuencias
han sido funestas, he de decirles que sigo creyendo en las bondades del
diálogo. Cuando un grupo humano heterogéneo se sienta en torno a una mesa para
debatir sobre cualquier cuestión, de ese parlamento pueden sacarse conclusiones
de diferente naturaleza, y si bien estas no siempre serán positivas, la reunión
al menos habrá servido para conocerse mejor. A lo que íbamos, en estos días se
está celebrando una conferencia cuyo propósito es el fin definitivo de ETA, y
para ello se han reunido, entre otros, el ex
Secretario General de la ONU y Nobel de la Paz, Kofi Annan, el Presidente del
Sinn Fèin, Gerry Adams, el ex Primer Ministro irlandés Bertie Ahern, el ex Ministro
de Interior y Defensa francés Pierre Joxe y representantes de partidos
políticos, agentes sociales, económicos y sindicales. Y ahí andan, intentando
que los unos dejen de una vez de matar, que ya toca, y que los otros se
manifiesten sobre las consecuencias del fin del “conflicto”, vamos, qué va a
pasar con los presos y las armas de la banda terrorista. No sé cómo estará la
cosa cuando ustedes lean esta columna, ni la opinión que tendrán al respecto,
pero sí les pido que, a nivel personal, en vez de creerse siempre en posesión
de la verdad, se sienten con aquellos con los que tengan un problema y los
escuchen, hablen, que ni ustedes son tan ecuánimes, ni sus contrarios son tan
intransigentes.
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