La realidad.

            Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 23 de junio de 2023.

Como estamos en unos tiempos en los que es complicado diferenciar la realidad de la ficción, bien sea por la irrupción del uso torticero de la inteligencia artificial, bien porque estamos en una campaña electoral continua, me van a permitir que, como preámbulo, les cite la realidad más cruda y evidente. Tengo por costumbre, cuando voy a la radio los viernes, de recordar a los damnificados por los incendios ocurridos en la provincia de Zamora el verano del año pasado, y en especial a Victoriano, a Eugenio, a Ángel, a Daniel y a sus familias. Y termino el recordatorio con un “y así seguiremos hasta que todos ellos sean indemnizados del modo en el que se merecen”. Y esto es real, hubo unos incendios salvajes, murió gente y un año después nadie ha sido considerado responsable de nada ni nadie ha sido desagraviado por aquellos sucesos. La realidad es así de puñetera a veces. Y luego está otra cosa que nos pretenden hacer pasar por real, como un “trágala”, como un hecho por el que se obliga a alguien a aceptar o soportar algo a la fuerza, que diría la R.A.E. Permítanme exagerar y decir que, hoy día, todo vale. A cualquiera se le puede convertir en un mal personaje y además que todo parezca indicar que nos lo estamos creyendo. Ocurre lo mismo que con esas fantasías recurrentes de las que se alimentan nuestros miedos y preocupaciones más íntimas; nos las repetimos de manera tan machacona que acabamos tomándolas por reales, cuando en verdad sabemos que no lo son. Por ello es conveniente mantener una prudente distancia entre lo que creemos conocer y lo que realmente contamos; y también que, a veces, hay que dejar transcurrir un tiempo para que se asiente nuestro conocimiento del mundo antes de llegar a contarlo, siendo sólo así posible que seamos capaces de aproximarnos a la verdad de los hechos. Y miren, yo he de confesarles que soy muy fan de la ficción, y que tiendo a tergiversar la realidad para acomodarla a mis gustos, porque la ficción suele ser bella, suele ser utópica e incluso caótica, pero conviene tener claro que es eso: ficción. Y lo complicado de la ficción es no llevárnosla a nuestros propios objetivos y metas, vamos, a nuestra vida y exigencias personales. Conviene recordar que, pese a lo que veamos en las redes sociales o a lo que nos quieran contar, no hay nada más real que nuestra propia vida. La mayoría de las veces.

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