Cómo no te voy a querer.

            Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 27 de mayo de 2022.

El artículo de hoy podría parecer que se escribe solo, que con el sentimiento y la emoción las palabras brotan del teclado a la pantalla sin necesidad de pensarlas porque con la euforia sería suficiente para llenar el folio. Pero no es así. Si algo me han enseñado los años que llevo escribiendo cosas es que, cuando uno tiene que hablar de sí mismo y de sus pasiones, es cuando te quedas sin palabras, sin sinónimos, sin adjetivos, sin vocabulario. Porque uno sabe cómo vive, cómo siente y padece, pero a veces resulta imposible comunicárselo a los demás, y aún llegando a ese punto, hacer que te comprendan ya es una labor titánica. ¿Cómo les puedo explicar yo a ustedes que el tramo de alfombra que hay entre mi sofá y una mesa que tengo en el salón está trillado de caminar de un lado hacia el otro durante minutos y minutos con las manos en la espalda, mirando hacia el suelo, volviendo la cabeza hacia la televisión, murmurando entre dientes “vamos, vamos”? ¿Cómo les explico a mis vecinos que, siendo yo la persona que les ayuda con las bolsas de la compra o se entretiene charlando con ellos en el rellano, los miércoles a partir de las nueve de la noche me transformo en un ser que vocifera, grita, blasfema y golpea las paredes con la palma de la mano? Pensarán que viven, puerta con puerta, con un hombre lobo, con el Letrado Jekyll y el Señor Hyde, solo que en vez de afectarme la salida de la luna llena o una pócima arcana, lo que me transforma son las noches en las que el Real Madrid necesita de la épica para superar una eliminatoria más de la Uefa Champions League. Esas noches empiezan siempre igual, con un intento por mi parte de estar sentado el tiempo que dure el partido, de comportarme como la persona civilizada que creo ser, pero de repente hay un interruptor que se pulsa y que hace que la locura, el caos, lo imprevisible, lo inesperado suceda y, cuando todo parece perdido, aparezcan los fantasmas de Di Stefano, Gento, Juanito y otros tantos más para hacer que lo imposible ocurra. “Cómo no te voy a querer” es una declaración de amor, es un sentimiento, un grito de agradecimiento, una invocación irracional cuando te encuentras perdiendo pie en el borde del precipicio. Queridos vecinos, por este año sólo les queda soportarme una noche más. ¡Pero qué noche!

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