Viejos.

              Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 29 de octubre de 2021.

Según el I.N.E. (Instituto Nacional de Estadística) nuestra provincia es la más vieja de España, con una media de edad de 51 años, y entre el año 2000 y el 2020 hemos perdido más de un 16% de la población. Al parecer, ambas cosas se deben a la falta de desarrollo y la escasa/nula industrialización. Ya ven, no podía saberse… Nada queda de la ciudad que presentó el arquitecto Eduardo Julián Pérez en su poco premonitorio libro “Zamora en el porvenir”, en 1879: “Zamora marcha hoy a la cabeza de los grandes pueblos, sus hijos son un modelo de actividad [...] y han recogido el fruto de sus heroicos trabajos haciendo que hoy sea envidiada por otras ciudades que antes de ella entraron en la senda del progreso”. Siendo como somos, una provincia de viejos, me resulta curioso el arraigo que cada vez va teniendo más el edadismo. Pese a que el término nos haya empezado a sonar desde hace poco, es un concepto creado por el gerontólogo Robert Butler en la década de los 60 para referirse a los estereotipos y prejuicios existentes en relación a la edad. A día de hoy, las investigaciones sugieren que la discriminación por motivos de edad son incluso más generalizadas que el sexismo y el racismo, y con consecuencias más graves. Bien es cierto que los viejos (y sí, no voy a usar en este artículo el eufemismo “gente mayor”) no son, no somos, contemporáneos y que podemos ser objeto de mofas por los más jóvenes dada nuestra falta de adaptación a esa contemporaneidad, pero poseemos un conocimiento de las cosas, una lucidez que nos dan los años y la vida, de la que ellos carecen. No quiero decir con esto que se nos tome como referentes de aprendizaje, pero sí que se nos considere como “consejeros”. Que no se nos llame “boomers” o “pollavieja” (precioso este adjetivo eh) ni se nos suponga inútiles para desarrollar un trabajo o para asimilar nuevos conocimientos. Bien es cierto que no vamos a poder instruir a nadie sobre una coreografía en TikTok, pero eso no nos incapacita para poder enseñar en los asuntos primarios del día a día, en la toma de decisiones o en las relaciones personales. Se aparta a los viejos, bajando el rasero de la edad cada vez más, y con ello borramos todo rastro de memoria y experiencia en nuestra sociedad. Y en nuestras vidas.

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