Imaginen.

 
               Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 1 de octubre de 2021.

Como, por una vez al menos, no me gusta la definición que la RAE hace del término imaginación, permítanme que les diga lo que para mí significa, consiéntanme que imagine mi propia descripción de la palabra. Así, según mi propio diccionario, la palabra imaginación sería la facultad del ser humano para representar de manera mental diferentes historias o imágenes de cosas que no existen en la realidad, o que aun existiendo, se nos figuran de manera diferente a como son. Pasado pues el trago de que ustedes tengan que adivinar, o imaginar, sobre lo que voy a escribirles esta vez, vayamos al meollo. Si bien todos nacemos con un potencial imaginativo similar, y cuando somos pequeños lo exponemos sin temor ni vergüenza, conforme vamos creciendo algunas personas lo reprimen o lo desconectan. Otras siguen dejándolo aflorar escudándose en una cierta vena creativa, artística, como para justificar con ello su comportamiento, y algunos, los menos, siguen aprovechando ese potencial original para innovar, fantasear, o reírse sin más de alguna ocurrencia desorbitada. Así que, aprovechando que hoy es viernes, traten de aislarse de su entorno y permítanse imaginar cómo les gustaría que fuera este día. Qué hacer y con quién, o dónde, o cómo. Y ya puestos, si cogen carrerilla, no se queden sólo en el viernes y avancen esa proyección a todo el fin de semana. Si tras este proceso (tómense su tiempo, no hace falta que corran, lo bueno de la imaginación es que no requiere prisas) les ha gustado la experiencia y ahora tienen en la cara una sonrisilla, repítanlo en cualquier circunstancia. Me dirán que, pasado un rato, tienen el regusto amargo de no haber podido ejecutar lo imaginado, o que nunca podrán alcanzar aquello que idearon. No pasa nada, porque con lo que tiene que quedarse es con el buen rato que tuvieron durante el proceso imaginativo, no con la contrastación de este con la realidad. Es más, les estoy proponiendo que sean egoístas, ya que en ese periodo sólo hemos buscado el beneficio y la satisfacción personal. Nada más (y nada menos). Con los años nos vamos convirtiendo en seres monótonos y rutinarios, como unos burócratas de nuestra existencia y la imaginación es la puerta de salida de la cotidianeidad, es la manera de tener un bienestar ante las necesidades del día a día. Y si mi propuesta les ha parecido una chorrada, que seguro que los hay que piensan así porque son personas obtusas sin el más mínimo de atisbo idealista, permítanme citarles a Albert Einstein, el cual nos dijo que “la imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado, mientras que la imaginación no”, así que ya estaría.

Puedes seguirme en twitter en @cuadrablanco. No es obligatorio.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario