Señorío.

           

              Publicado en La Galerna el 13 de enero de 2021.

Día 8 de enero de 2021, viernes. Con la comunicación por parte de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) desde el 5 de enero de la llegada a España de una borrasca calificada como profunda llamada “Filomena”, y el aviso de que Madrid era declarada como “zona roja” (no vean aquí connotación política alguna), el Real Madrid era obligado a viajar a Pamplona para enfrentarse en partido de liga contra Osasuna. El equipo estuvo atrapado dentro del avión unas cuatro horas antes de despegar, en unas condiciones climatológicas que yo no calificaré dado mi desconocimiento, pero que con carácter previo habían impedido aterrizar en el mismo aeropuerto al Athletic de Bilbao, aeropuerto que poco después del despegue del avión del Real Madrid fue cerrado al tráfico aéreo durante 24 horas para ir retomando, poco a poco, la normalidad. El partido se jugó y el equipo tuvo que quedarse en Pamplona ante la imposibilidad de volver a Madrid, cuyos accesos estaban cortados. Por parte de la organización de la Liga, se le propuso al Madrid volar hasta Valladolid y desde ahí regresar en autobús a Madrid. Hasta aquí, los hechos tal y como sucedieron, y ahora cómo debieron haber ocurrido desde mi perspectiva. A la vista de la tremenda borrasca y con el equipo dentro del avión sin poder despegar, el club debería haber emitido un comunicado a la Liga negándose a viajar por una razón de seguridad personal de los jugadores, bajarlos del avión y que se volvieran a sus casas. Así, sin necesidad de levantar la voz, ni dar un puñetazo en la mesa, ni emitir blasfemia alguna contra nadie. Porque si al Real Madrid se le reconoce el señorío en gestos como ceder la maquinaria de las obras del Bernabéu para limpiar de nieve la capital de España, señorío también es enfrentarse a quien sea necesario para defender los intereses del club y la salud de sus miembros. Poner la otra mejilla no es señorío, y desde hace un tiempo, no sé el motivo, supongo que la mera envidia, el Real Madrid se ha convertido en el saco de boxeo de cualquiera que se quiera hacer notar, ya sea periodista, o miembro de cualquier competición que disputemos. No alcanza con que al final del partido de Pamplona Courtois haga unas declaraciones diciendo que: “Ha sido lamentable lo que nos han hecho, no somos marionetas que tenemos que jugar siempre", porque encima esa queja, más que justificada, se enmarca en el contexto de un partido empatado y se imputa como un lloro motivado por el resultado. Me reitero en lo expuesto; el club debió emitir un comunicado, bajar a los jugadores del avión y que el partido se jugara cuando se pudiera, pero nunca debió permitirse poner en riesgo su integridad física obligándoles a volar en semejantes condiciones. Igual que se rechazó el retornar a Madrid desde Valladolid en un autobús, por el riesgo a quedar atrapado en cualquiera de las carreteras que estaban cortadas, debió impedir también el vuelo a Pamplona. Pero el esperpento no acaba aquí. Resulta que el jueves, en Málaga, jugamos una de las semifinales de la Súpercopa de España frente al Athletic de Bilbao. El equipo voló directo desde Pamplona hasta la localidad andaluza y allí están desde el lunes. Con un calendario recargado de partidos, entre semana y casi de manera clandestina, la Real Federación Española de Fútbol organiza una competición en la que ni siquiera participa el campeón de la Copa del Rey del año pasado, porque la final no se ha jugado todavía. Y tampoco se juega, afortunadamente, en Arabia Saudí por razón de la pandemia.

Pues visto que la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) que es de facto el sindicato de estos, no ha movido un dedo para defender a sus afiliados de todos los clubes perjudicados por la borrasca y que tampoco se ha pronunciado de manera firme sobre la disputa de esta Súpercopa ridícula, en el caso que nos ocupa debería haber sido el Real Madrid el que tendría que haber salido a velar por los intereses de los suyos renunciando a disputar esa competición. Y sí, puede ser que ustedes estén pensando en el escándalo que se crearía si el Madrid se hubiera negado a jugar en Pamplona o si por razones de calendario renunciase a disputar la Súpercopa, pero es que en lo que la institución del Real Madrid debe pensar con carácter primordial es en sus jugadores y en la integridad física y salud de los mismos, aparte de en el buen nombre del club como es obvio. Y señorío no es bajar la cabeza y tener que decir sí a todo por aquello del qué dirán. Señorío es defender al Real Madrid por encima de todo y frente a todo sin ningún tipo de complejo, porque desde pequeño a mí me enseñaron que los complejos están en otras aceras que no son las de la Avenida Concha Espina.

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