Saltos.


Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 1 de febrero de 2019.

No sé si a ustedes les ha pasado alguna vez, pero es una constante en mi vida despertarme un martes creyendo que es jueves, un sábado pensando que es domingo o un miércoles que se me disfraza de anhelado viernes. Me paso la semana a saltos, y esto me hace pensar que no estaría nada mal que pudiéramos escoger el día en el que vivimos según el estado de ánimo con el que nos levantemos. Ya les advierto que en esta propuesta no caben las trampas, es decir, a lo largo de la semana ustedes deberían vivir en todos los días, desde el puñetero lunes hasta el anodino domingo, pero en el orden que les placiera según sus apetencias. Un caos me dirán los más dogmáticos, un acierto, opinarán los condescendientes. Pero incluso yo quiero ir más allá de esta propuesta. No sólo se trata de elegir el día en el que queremos vivir, sino la hora de ese día. Que suena el despertador a las siete de la mañana, pues tranquilo, que para mí todavía son las tres de la madrugada y me queda un buen rato de cama hasta que me levante. Desordenado, pero práctico. ¿Que cómo íbamos a poder coordinar ese libre albedrío de días y horarios de cada uno con los de los demás? Pues como siempre hemos hecho los españoles. Si ya en nuestra vida habitual ustedes quedan con alguien a las once de la mañana y aparece a las doce y cuarto, o el profesional que iba a ir a su casa a arreglarles el martes el grifo que gotea no apareció hasta el jueves. Además este sistema lleva aplicándose en la administración pública de toda la vida, donde uno va a la hora en la que tiene cita y le atienden dos o tres más tarde, o bien le hacen volver al día siguiente, y al siguiente, y así en un bucle infinito. El pasado 20 de enero murió Lolo Rico, creadora de “La bola de cristal”, un programa infantil emitido entre 1984 y 1988 donde actuaron grupos musicales como Radio Futura, Mecano o Gabinete Caligari entre otros, y sus marionetas; la bruja Avería y los electroduendes, soltaban eslóganes como “viva el mal, viva el capital”, “soy Avería y aspiro a una alcaldía”, “ponen mucho esmero los banqueros y los pobres sufren serios quebraderos”. ¿Ven como siempre hemos vivido a saltos? En este caso, gracias a la corrección política, hacia lo retrógrado. 


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