La purga

Publicado en El día de Zamora el 19 de julio.

Esta semana me he acercado a un cine a, como es obvio, ver una película. Después de pedir un préstamo en el banco para poder pagar la entrada, me acomodé en la butaca y me dispuse a visualizar The Purge (La Purga). Y bien. La película en cuestión nos cuenta la vida en una Nueva América -creo recordar que está ambientada en el año 2020- en la que, después de años de agitación social, la tasa de desempleo es inferior al 1% y la pobreza no supera el 5% de la población. El gobierno, tal como lo conocen los norteamericanos en la actualidad, ya no existe; ha sido sustituido por otro régimen, los Nuevos Fundadores de América (NFA), que ha solucionado el problema de los violentos y los marginados permitiendo que durante una noche se pueda cometer cualquier tipo de crimen sin miedo a las represalias. Y por “cualquier tipo de crimen”, como es obvio, se refieren a asesinar a esa escoria social, a esos marginados, a esos pobres sin techo y desempleados. No se puede llamar a la policía, los hospitales no admiten pacientes, los ciudadanos deben arreglárselas solos porque cometer un delito no está castigado. El NFA se encargó de aprobar la Enmienda 28 para que cualquier ciudadano estadounidense tuviese el derecho a disfrutar de la noche de La Purga.
 
Una vez al año, desde las 7 de la tarde del 21 de marzo hasta las 7 de la mañana del 22 de marzo, reina el caos mientras los ciudadanos se “purifican”. Pese a lo seductor de la idea, la película es bastante predecible, o sea, desde mi prisma de profano crítico de cine, mala malísima. No es la primera vez que se usa el cine para imaginar modelos de sociedad, ambientados en un futuro no muy lejano, en el que se plantean nuevos derechos y deberes. O que hasta se preguntan lo que está bien y lo que está mal. Minority Report, El precio del mañana, Equilibrium, Gattaca o Matrix son algunas de las películas que, como ya hicieron George Orwell con 1984, Aldous Huxley en Un mundo feliz o Ray Bradbury con Fahrenheit 451 reflexionan sobre la vida en común y barajan escenarios imaginarios. Ahora bien, a mi mente calenturienta le dio por trasladar esa idea de purificarnos a través del crimen a esta España del año 2013. Y no me dirán que tras leer esto no se han excitado un poquito eh, eso de que nos den barra libre para librarnos del vecino molesto, del jefe, del chulo del barrio, el cuñado cansino, la suegra, sobran los ejemplos. Ya no voy a incitarles a que se líen a tiros o machetazos con algunos de los dirigentes políticos que nos gobiernan, pero les dejo ahí la idea. La cosa es que en la película, aquellos que pueden pagarse un buen sistema de seguridad sobreviven, mientras que los pobres son el objeto de la purga. A la sociedad perfecta se llega mediante el exterminio de los débiles, la evolución pura y dura. "Homo homini lupus", "el hombre es un lobo para el hombre". La cita corresponde, como todos sabemos, a una mención del texto Asinaria del escritor Plauto que vivió hacia el año 200 a.C. Fue popularizada, sin embargo, por el filósofo del siglo XVIII Thomas Hobbes, el cual consideraba que una de las notas características de la esencia humana es el egoísmo, por intermedio del cual el hombre mismo termina siendo su propio verdugo, es decir, un lobo para el hombre. La distribución de la riqueza del mundo actual parece dar la razón a esta idea. Y ya si distribuimos la riqueza mediante dinero negro, en sobres, y firmando los recibís, ni les cuento lo estimulante que es la idea de hacer una purga. O varias.

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