Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el viernes 25 de abril de 2025.
Si me leen ustedes desde Zamora,
que suele ser lo más habitual, entenderán que el artículo de hoy esté dedicado
a la normalidad. Después del trajín, inaudito para la actividad que esta ciudad
se gasta, la semana siguiente al Domingo de Resurrección suele ser de
descompresión, similar a la de los buzos que se sumergen a grandes
profundidades y que les permite
que el cuerpo elimine gradualmente el exceso de gas acumulado durante una
inmersión. No es que en esta semana los zamoranos nos dediquemos a eliminar
gases convirtiendo nuestra ciudad en un cúmulo de flatulencias, sino que vamos
recuperando los ritmos pausados, las calles semivacías, el respirar lento y
profundo… Miren que a la psicología social le cuesta definir a la normalidad,
también porque es un concepto que se utiliza de manera indiscriminada, pero en
el caso que les estoy exponiendo todos coincidimos en qué es lo anómalo y qué
lo habitual. Anómalo es pasear por nuestras calles la madrugada de un jueves al
viernes, y más extraño encontrarte con seres vivos a esas horas. Anómalo es
sentarse en una acera durante horas y comerte un par de bolsas de pipas, aunque
anómalo también es tener una ciudad entera levantada por las obras aunque eso
haya devenido de un tiempo para acá en nuestra normalidad… Así, en unos días, hemos cambiado el bullicio, las bandas de música y el mirar al cielo
constantemente por las pulsaciones bajas y el ruido de los martillos neumáticos
y las radiales. Zamora vuelve a su somnolencia habitual, a mirarse en el Duero
desde un puente reformado, a la laxitud absoluta. Que viene bien cierto
descanso después de tanto ajetreo, pues sí. Pero llevamos decenios de descanso
sin que nadie o nada nos despierte del letargo, salvo la primera luna llena
después del equinoccio de cada primavera. Saquen ustedes sus propias
conclusiones.
En otro orden de cosas, también
normales, ha fallecido un señor mayor de 88 años que estaba muy delicado de
salud. Déjenle descansar en paz.
Y por hoy, ya
estaría.
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