La curiosidad.

            Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 22 de diciembre de 2023.

Si tomáramos la curiosidad como el impulso para desarrollar el pensamiento, la entenderíamos como una emoción positiva, vinculada al movimiento de conocer cosas novedosas o resolver interrogantes, como una emoción agradable que involucra la búsqueda de información, sapiencias y experiencias nuevas. Y esto sería magnífico y la curiosidad en estado puro no debería ir más allá de estos buenos propósitos y este artículo tampoco. Pero todos sabemos y conocemos de la vertiente peyorativa de la curiosidad, su hermana bastarda el cotilleo. De mí, y no lo digo por quedar bien porque tengo por testigos a las personas que me rodean, podría decirles que soy extremadamente curioso pero nada cotilla. Yo tengo la necesidad de saber cosas que no necesariamente me serán útiles para mi día a día, pero no por ello necesito saber la vida de mis vecinos o similares, sus cuitas, sus intimidades y tengo una cierta fobia y aversión a todos los programas televisivos donde las personas muestran su intimidad abiertamente y hasta a las cuentas de redes sociales donde sus titulares vuelcan sus privacidades. Así, tras esta presentación, podríamos afirmar que una persona curiosa es alguien abierto, deseoso de saber y entender qué es lo que sucede y de conocer qué ocurre a su alrededor. Aquello que no está claro para ellos les intriga y les hace buscar explicaciones y formular hipótesis. Por el contrario, tildamos de cotilla a una persona interesada en la vida de los demás y que utiliza esa información como forma de poder: “se va a enterar este” o como una forma de llamar la atención sobre sí misma: “mira de lo que me he enterado”, y así esa información sería una especie de herramienta de control del cotilla. ¿Y todo este rollo para qué? se preguntarán los más curiosos. Pues porque en esta pequeña localidad nuestra abundan, lo hicieron siempre, los cotillas y chismosos. Gente fascinada por conocer los asuntos de otra gente a la que les va mejor y también de quienes están peor, porque eso les hace sentir que lo suyo no está tan mal respecto a estos segundos y justificar sus envidias respecto de los primeros, porque nunca se plantearán que estos hicieron las cosas bien o de manera adecuada, dado que achacarán sus éxitos o bienestar al azar, al lameculismo o al encamamiento con según y quién. Así que para terminar, les pido que prescindan de ese cotilleo nacido del odio, del desprecio o de lo que sea y dejen a cada uno vivir y disfrutar como bien les venga en gana sin la necesidad de señalarles con el dedo, cansinos.

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