La incertidumbre.

Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 22 de diciembre de 2023.

Finales de diciembre ya. En esto sí que tenemos la certeza de lo que va a suceder, porque todos los finales de diciembre, desde que ustedes tienen memoria, transcurren igual. Vale que cuando tenían menos años este periodo les resultara más ilusionante y según han ido avanzando en la vida esa ilusión se ha ido desdibujando, pero la certeza del periodo navideño a finales de diciembre es indiscutible. Otra cosa será lo que tenga que venir en 2024, al cual, si se ponen de puntillas, ya pueden casi ver porque está ahí asomando en el horizonte. Así, como consejos al respecto, sin ser yo quien para aconsejarles en nada, les diré primero que abandonen el “pesimismo ciego”, es decir, la idea de que todo está muy mal y que hagan lo que hagan nada tiene remedio. Tampoco abracen el “optimismo superficial”, no todo va a estar bien porque así es como deba ser. Y por último, rechacen el voluntarismo. El voluntarismo es algo muy propio de la sociedad de estos tiempos, porque enfatiza el individualismo. Así, el individuo-consumidor parece ser el centro de todo el sistema, y tal individuo se cree que, con el poder de su firma,  tiene la facultad de diseñar, planificar y controlar de manera precisa y absoluta toda su vida. Una manifestación de este individualismo está en la “filosofía” que podríamos llamar “voluntarista actitudinal” porque tiene como eje rector la idea de que en la vida no existe nada negativo o malo, pues todo depende de la voluntad de cada persona y de la actitud con la que asuma el día a día. Como ustedes comprenderán, más ingenuo no se puede ser. Porque sí, el futuro conlleva incertidumbre, y ante la incertidumbre del futuro estos mensajes aportan la supuesta certeza de que somos nosotros, a través de lo que decretamos, los que definimos el futuro, que ante las diferentes alternativas somos en realidad nosotros los que elegimos y decidimos, que con la acción simplificamos, allanamos el camino, lo definimos. Y fruto de esa creencia en la acción nacen los propósitos para el año nuevo, que de manera general lo que conllevan son decepciones y frustraciones ante la imposibilidad de lograrlos. Así, ante la incertidumbre, yo les propongo la quietud. Quietud y confianza para afrontar lo que les venga sin anticiparse a nada ni proponerse metas inalcanzables. Mantengan la vista en lo que tienen más cerca y vivan día a día. O mejor, minuto a minuto. No se anticipen, respiren y relajen la mandíbula.

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