Qué nos pasa.




             Publicado en El Día de Zamora el 11 de abril de 2014.

         Empezaré por el final. Creo que de tanto preguntarnos qué nos pasa, estamos incapacitándonos para averiguar lo que en realidad nos pasa. Y les cuento. Esta época en la que estamos viviendo, ya saben, crisis económica que acampa en nuestra sociedad y que hace que los valores que teníamos como asentados se vengan abajo sin que aparezcan otros sólidos que los sustituyan, provoca que, al modo de Descartes en “El discurso del método”, se instalen como puente entre los criterios que nos guiaban y los nuevos que están por llegar, unos cuya validez incluso provisional es más que discutible. Así, siguiendo el método Cartesiano, tenemos como primera máxima obedecer las leyes, costumbres y hábitos del país donde se vive, así como también conservar la tradición religiosa y tener en cuenta los caminos más moderados en todos los sentidos de la conducta. Continúa Descartes sugiriendo que se debe ser firme y tener decisión en los actos, y seguir también firmemente las opiniones más dudosas como si fuesen verdaderas. Remata los senderos de su moral provisional afirmando que es preferible cambiar siempre nuestros propios deseos antes que el orden del mundo, ya que nada está en nuestra mano tanto como nuestros pensamientos. Les imagino a ustedes terminando de leer estas tres proposiciones y soltando algún exabrupto al modo de ¡Joder con Descartes! Ya ven, amigos, ni en los filósofos clásicos podemos encontrar respuesta a una sociedad donde el ser humano como tal se ha convertido en una especie en extinción frente a políticas opresoras en lo económico y en lo personal. Recortamos gastos y cercenamos derechos al mismo ritmo que se descubren cuentas en Suiza o mueren personas en los pasillos de los hospitales, o dentro de una lista de espera infinita, o a pelotazos de goma en las orillas de una playa, o trepando por una valla llena de cuchillas. Y mientras, los partidos de izquierdas, ejerciendo el dontancredismo. Quietos. Conservando su puñadito de privilegios electorales y sin proponer una alternativa real a todo este jaleo. Acomodados en su moral provisional de “virgencita que me quede como estoy”. Repito: Creo que de tanto preguntarnos qué nos pasa, estamos incapacitándonos para averiguar lo que en realidad nos pasa. Y todo así.

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1 comentario:

  1. Antes de dar lecciones de moral algunos deberían mirarse al espejo.

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