Cambio climático.



Publicado en El Día de Zamora el 24 de enero.

Cuando lean ustedes el título de mi artículo de esta semana, creerán que ya lo saben todo acerca de ese fenómeno que ha sido bautizado como “cambio climático”, pero ya les anticipo que lo que hasta la fecha han leído y oído, es falso. Y no, no vengo aquí a exponer una serie de teorías negacionistas acerca de que el clima no esté cambiando, pero desde luego, las causas de ese cambio no son las que comúnmente se exponen en los medios de comunicación. Y como mi función aquí es ilustrarles y sacarles de su habitual ignorancia, les revelo que tras el cambio climático está el hombre. Vamos, el ser humano, no se me alteren las féminas-feministas. Y sí, han leído bien, el ser humano. Pero no a través de una intervención indirecta en forma de polución, uso de C.F.C. (los gases que se emplean en refrigeración y aerosoles) y cosas así. No. El calentamiento global que está provocando la desertización del planeta y la descongelación de los polos se debe al encabronamiento general de la humanidad. En concreto, de los españoles. Si, amigos, nosotros los españoles, tanto los que lo somos como los que no lo quieren ser, estamos provocando la desertización de la Tierra. Nosotros, que nos sulfuramos por cualquier cosa, que enseguida perdemos los papeles, que saltamos a la yugular del de enfrente, que fundamentamos nuestro afán de superación en el lema de “por cojones”, tanta testiculina hemos puesto en todo que hemos provocado una excitación tal, una ebullición de la sangre, un calentón irradiado desde nuestras entrepiernas que hasta los hielos eternos del Ártico y el Antártico se están deshaciendo. Y es que sí, 47 millones de españoles emanando calor desde sus genitales deshielan lo que haga falta y escaldan este planeta y los que sean menester. A esta cosa patria de hacer las cosas por cojones hay que sumar también que desde hace unos años para acá nos tienen también hasta los cojones, nos están tocando los cojones, cojones para aquí y cojones para allá. Así que entre la excitación del personal y el cabreo general, España lidera, por fin lideramos algo, el ranking de países calentadores del globo. Molamos. O no, que yo a veces ya me pierdo con tanta retórica.
           
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