Asideros

Publicado en El día de Zamora el 15 de marzo.

Tirando de frase hecha, partamos de la certeza de que para gustos los colores. Así, igual que, según parece, hay un color para cada gusto, también hay un modo diferente de aproximarse al mundo en cada ser humano. No me refiero a aproximarse en el sentido de acercarse a él de un modo táctil, que queramos o no estamos pegados y bien pegados a su superficie, sino a la manera en la que cada uno de nosotros comprendemos e interactuamos con lo que nos rodea. Tenemos siempre la impresión de que la gente que conocemos es capaz de convivir con el mundo mucho mejor que nosotros mismos, de relacionarse, de enfrentarse a los problemas, a las desdichas, a los inconvenientes. O, en el extremo contrario, de alcanzar la felicidad por un camino mucho más recto y sencillo que el nuestro. Considerando que lo que se califica como felicidad no deja de ser una mera ilusión, un reflejo de lo que esta debería ser, un mero conformismo, vamos a tener que recurrir a unas muletas, a unos asideros que nos sirvan de apoyo en semejante travesía. Para empezar, en el trabajo, que si no lo tienes podrás consolarte con que mucho mejor así, que cobras por no dar palo al agua y además sin tener que madrugar, y si no cobras nada pues tampoco ha lugar al desánimo, que así no tienes que estar agradecido a nadie por la mierda que te pagaban y que tampoco te sacaba de pobre. En el caso de que tengas trabajo, bien por ti, estás en un escalón superior a esos que no lo tienen, así que si tu sueldo es precario para las horas que le dedicas, sabes que hay otros peor que tú, que eso siempre consuela mucho. En la salud, siempre habrá alguien en peor situación que la nuestra, salvo que estemos en un coma irreversible, que entonces ya poco nos debe importar todo. Y en el amor… ¡Ay en el amor!… Aquí priman los de la Cofradía del Clavo Ardiendo, que se agarran a lo que sea con tal de no estar solos mientras rezan para encontrar al verdadero, único e inigualable amor de sus vidas. Así que ya ven ustedes, consuélense con lo que estimen oportuno, pero no pierdan la perspectiva de la realidad que les rodea ni de la suya propia.

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