La decadencia es el camino.

Publicado originalmente el 5 de agosto.

No sé cuántos años tendrán ustedes, pero si ya acumulan unos pocos, se habrán dado cuenta de que la calidad de la música, de esa que escuchan por la radio o cuando se toman una o siete copas, se ha venido abajo. Y no es que se lo diga yo, que con esto ya deberían tener más que suficiente, es que el último estudio elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) corrobora mi opinión. Como al parecer no tenían nada mejor que hacer, los chicos del CSIC han analizado 464.411 canciones de los últimos 55 años y han concluido que las más cercanas a nuestro tiempo son más simples en su composición y se parecen más entre ellas que las más alejadas. Y esto en lo que se refiere a los que se molestan en componer, que como ahora usamos el cómodo procedimiento de versionar, nuestros ídolos musicales lo que hacen es limpiarse los acordes complicados, subir el volumen para que atrone bien y ya tenemos un hit bien modernito elaborado al modo de quien calienta una pizza en el microondas y se cree Adriá. Y como la pescadilla es el único animal que de momento se muerde la cola (que los seres humanos masculinos lo llevamos intentando durante siglos, pero no lo hemos logrado todavía) las llamadas radio fórmulas contribuyen a este movimiento decadente apoyando siempre las mismas tendencias musicales, clones estereotipados unas de otras, compartimentos estancos: las Jeniferes López, las Shakiras, los Pitbull todos por aquí; los melosones moñas que se posicionen junto a Pablo Alborán y Justin Bieber, a este lado; y todos los que se encajonen en el llamado electro latino, por favor que se despeñen por ese acantilado. Incluso los que miran con desdén a todos los grupúsculos antes mentados y se apoyan en el movimiento indie para ir de progres no dejan de caer en esos mismos vicios de los que tratan de huir. Para resumir, la culpa de todo esto la tienen los productos light y la exaltación del mínimo esfuerzo. Nos da lo mismo aprender inglés en tres meses con el método de las mil palabras del Sr. Maurer que componer una ópera al modo Nacho Cano. Vamos a un gimnasio y en quince días queremos que nos reconviertan en top models internacionales o con un curso de cocina de quince días nos creemos con derecho a una estrella Michelin. Tendemos a la simplificación como camino recto hacia el éxito, y claro, así nos va.

No hay comentarios:

Publicar un comentario