Hoy me van a permitir que me ponga un poquito pedagógico e incluso que caiga en la demagogia, pero como es por una vez no me lo tengan en cuenta. Allá vamos. Escucharán y leerán ustedes a cuenta de la cosa esta de la crisis, que los gobiernos están aplicando políticas liberales para abordarla, atacarla e incluso vencerla. Y el resumen que se puede inferir de tales medidas es que nos han subido todos los impuestos y tasas, que cuidado con medicarse mucho y que el que todavía tenga empleo puede perderlo por estornudar fuera de sitio. Esta sería una perversa interpretación del liberalismo económico, el cual podría resumirse en la no intromisión del Estado en las relaciones mercantiles entre los ciudadanos, la reducción de los impuestos a su mínima expresión y la disminución de las reglas sobre comercio, producción, etc. Vamos, la idea es neutralizar cualquier tipo de ayuda pública, como subsidios, prestaciones sociales, etc. y que cada uno se busque la vida como pueda. A poco perspicaces que sean, verán que aquí sí que nos están mutilando la sanidad y la educación, pero de reducir los impuestos nada de nada. Por otro lado, tenemos el liberalismo social, que promueve las libertades civiles, el establecimiento de un Estado de Derecho, donde todas las personas sean iguales ante la ley, sin privilegios ni distinciones, y todos sometidos a un mismo marco de leyes que resguarde las libertades de las personas. No hay que ser un genio para ver la diferencia entre el uno y el otro, y las perversiones que se han hecho de ambos. Así que cuando escuchen a alguien decir que es un liberal, pónganse a cubierto. Y ojo, que el Dios Mercado lo ve todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario