Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el viernes 30 de abril de 2025.
No, no vengo hoy a contarles que
ya hace calor y que, aunque sólo llevemos tres o cuatro días en su compañía, ya
echo de menos las tardes de manta, las noches de nórdico, los paseos con plumas
y jersey de cuello vuelto. No. Hoy les vengo a hablar del tiempo como concepto
cronológico. Aunque los que vivimos en Zamora tenemos la fortuna de no tener la prisa metida en el cuerpo como sucede en otras capitales más pobladas y
extensas, en las charletas solemos coincidir casi todos con la cuestión
recurrente de que no tenemos tiempo, como si fuéramos el Conejo Blanco de “Alicia
en el País de las Maravillas”. Pocas veces nos planteamos qué haríamos si
tuviéramos más tiempo porque probablemente no sabríamos que hacer con él,
aunque no siempre es necesario “utilizar” el tiempo y también está más que bien
dejarlo pasar sin más, “il dolce far niente”, la agradable experiencia de disfrutar
del paso del tiempo dejándose llevar por los propios pensamientos. La cosa es
que a muchos les puede dar miedo ese dejarse llevar porque carecen de
pensamientos, ya sean estos propios o implantados por un tercero o por una IA. Si
ustedes son gente intrépida y carecen de ese miedo, les invito a pensar sobre
lo efímero y a la vez eterno del tiempo, por qué cuando lo estamos pasando bien
el tiempo parece volar mientras que cuando desarrollamos una labor tediosa o
padecemos algún sufrimiento el momento se nos hace eterno. Ay, la relatividad
del tiempo… Miren si es una dimensión relativa que un señor gallego, alcalde de
una villa luminosa, iluminada más bien, para ahorrarse unos 25 minutos en un
viaje en tren a la Capital del Reino de España, propuso eliminar las
paradas de esos trenes en nuestra tierra. 25 minutos son el 1,73% de los
minutos que tiene un día. 1,73% para destrozar el día a día, el sustento, la
atención médica y académica de muchas personas. “Muchas” también es un término relativo,
pero nosotros, los afectados, no debemos relativizarlo y sí exigir a quien
corresponda que nos devuelvan ese 1,73% del día para poder subsistir. Y a aquellos
que quieren ahorrarse esos 25 minutos de trayecto les recomiendo que los usen
para no hacer nada o al menos para no hacer daño a nadie.
Y por hoy, ya estaría.
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