Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 25 de octubre de 2019.
Doy por hecho
que conocen el poema de Bécquer “Volverán las oscuras golondrinas”. Seis estrofas
lo componen, un poema que es una oda a la fatalidad y al amor perdido. Pero
vamos a centrarnos en la fatalidad que lo de los amores perdidos se soluciona
antes o después con eso de “un clavo saca a otro clavo” (les confieso que nunca
he entendido esto de que un clavo saque a otro, pero no vamos a entretenernos
en semejante cuestión más propia de la carpintería). Así, recurre Bécquer al
retorno de las golondrinas para enfatizar el sentimiento de desolación frente a
las cosas que nunca regresan, y pese a que pudiéramos considerar al poema como
un consuelo o esperanza frente a los desengaños de la vida, mi opinión es que
es más un canto al pesimismo. Es curioso ese contraste de los ciclos de la
naturaleza, del continuo renacer de esta, en oposición a todo aquello que se
nos va con la certeza de que no va a volver jamás. Y hablando de oportunidades
perdidas y de ciclos de la naturaleza; ¿Cuántas estaciones han pasado ya desde
que Fasa-Renault se fue a Valladolid en vez de quedarse en Zamora? Me viene
ahora a la memoria este hecho al haber leído durante la semana que la fábrica
europea de Tesla se va a instalar en Berlín en vez de aquí. ¿Hubo realmente
alguna probabilidad de que Tesla se asentara en Zamora? ¿Cuántas reuniones o
peticiones de estas se hicieron desde el ayuntamiento, la diputación o si me
apuran la junta para concretar la operación? Como siempre, los gerifaltes
locales, y a estas alturas podemos confirmar que da igual que sean de la
diestra que de la siniestra, actúan por omisión a la hora de atraer sustrato
industrial que reactive la capital y la provincia. Están sentados en sus
parcelas de poder como los niños en las playas cuando se colocan dentro de un
círculo y no permiten que nadie entre en él, a la vez que ellos
tampoco salen. Pequeños seres llenos de arena nos gobiernan, mientras las
golondrinas se van para no volver. Calzados Marypaz, Pull & Bear,
Restaurante Biere, son las últimas que se han ido no ya buscando tierras más
cálidas, sino algo que comer. Con veinte años no encuentras trabajo, pero con
cincuenta tampoco. No vale el vigor de la juventud ni la fuerza de la
experiencia. Sólo quedan las cigüeñas, que ya no emigran, y desde sus nidos van
viendo nuestro fin.
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