Perdidos.




            Publicado en El Día de Zamora el 24 de junio de 2016.

      Ahora que se acercan nuestras ferias y fiestas de San Pedro, al igual que otras tantas ferias y fiestas en diferentes lugares, recuerdo las aglomeraciones de gentes que se producían en los diversos eventos que se organizaban para honrar, tal y como merece, al correspondiente santo o patrono. Recuerdo también a mi madre insistiendo a cada momento en aquello de “tú no te separes de mí, que como te pierdas entre tanta gente, no te encontramos” y la angustia que generaba en mí no ya el hecho de perderme, sino el de que no me encontraran. Puntualizo. El desasosiego que yo tenía no era tanto el que mis padres no me encontraran, sino que no me encontrara nadie. ¿Cómo iba a ser posible que, con tanto gentío alrededor, nadie fuera a encontrarme? Me veía a mí mismo como un niño abandonado, destinado a convertirme en un niño perdido, un niño olvidado cuyo único destino sería el de irme a vivir a Nunca Jamás, en el interior del Árbol del Ahorcado junto con los demás Niños Perdidos, tener como líder a Peter Pan y no crecer en el resto de mi existencia. Visto así, ustedes no entenderán los motivos de mi preocupación, pero eso es porque de Peter Pan solo conocen la versión de Disney y no la historia original, de J.M. Barrie, en la que aquel se inspiró. En el relato de Barrie, los Niños Perdidos crecían, cosa esta que iba contra las reglas de Peter Pan, y cuando se hacían lo suficientemente mayores, el Sr. Pan se deshacía de ellos. Ese “deshacerse de ellos” para mí es un eufemismo de que el entrañable Peter se los servía de almuerzo a su cocodrilo Tic-Tac, el mismo que le comió la mano al Capitán Garfio. 

      Pero antes de celebrar nuestro San Pedro, o lo que toque en cada localidad, tenemos que pasar por las urnas; el domingo para ser exactos. Y muchos nos vamos a sentir como esos niños de Peter Pan, perdidos ante el panorama que se nos ofrece por unos y otros, perdidos ante ese futuro de pactos inciertos y amalgamas de siglas. Y lo peor, temerosos de que, una vez depositado nuestro voto, dejemos de serles útiles y solo sirvamos de bufé para unos cocodrilos deseosos de devorar nuestras escasas ilusiones. Tengan cuidado, que aunque ahora haga calor, el invierno puede ser muy largo.


Puedes seguirme en twitter en @cuadrablanco. No es obligatorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario