Publicado en El Día de Zamora el 17 de junio de 2016.
He de
confesarles que me da mucha pereza escribirles hoy, y lo que me provoca tal
sentimiento es esta monotonía social y vital que nos rodea y oprime. Si vieron
o escucharon el famoso debate a cuatro de los candidatos que tenemos para
presidente del gobierno, deducirían que no es que no haya nada nuevo bajo el
sol, sino que lo poco que había está ya o quemado o pocho. Y aquí en Zamora, un
viejo zorro de la élite municipal, cuya mala gestión le costó a nuestro ayuntamiento,
vamos, a usted y a mí, la friolera de cinco millones de €uros, ahora se
desengomina, y tras dejar a su Pp de toda la vida, critica cual izquierdista
radical a Martínez Maíllo, a Rajoy, y a un Pp “que no han sabido estar a
la altura de las exigencias de los ciudadanos”. Y no solo eso, sino que
cita a Aristóteles diciendo que “todo hombre es un animal político”. Toma ya. Añade,
muy resuelto él, que, en el caso de haberse equivocado por algo (cinco millones
de €uros, repito) deberá pedir perdón. Poco después, el animal político se ha
presentado ante la ventanilla de Ciudadanos Zamora para apuntarse. ¡Y lo han admitido!
¡Viva la nueva política y la regeneración! Al parecer, desde el partido naranja
prefieren esperar hasta después de las elecciones del 26J para anunciar caras
nuevas. Caras nuevas dicen… Imaginen la escena:
-Y ahora, para todos ustedes, presentamos a este
animal político como cara nueva de Ciudadanos Zamora. Y entre los asistentes, un
rumor del tipo “pues a mí fíjate que esta cara nueva me parece la vieja de
antes con un collar naranja en vez de azul…"
Pero cómo no me va a dar pereza escribirles… Al
parecer, las emociones guardadas nos provocan un malestar, una falta de energía
que nosotros traducimos en esta flojera de la que yo les hablo, y la solución,
se supone, es el lograr disolver tales emociones para poder salir de ese estado
de semiletargo. Traducido a nuestra Zamora; o empezamos a despojarnos de
ciertos animales políticos que rondan nuestras instituciones una y otra y otra
vez, eso sí, cambiando de color cual camaleones, o este aturdimiento mezclado
con un gran hedor no va a abandonarnos nunca. Cinco millones de €uros nos costó
la broma del animal político. No dejen que se repita, por favor. Gracias.
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