Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el viernes 19 de diciembre de 2025.
Rage against the machine o RATM,
fue un grupo musical de rock/punk norteamericano que apareció allá por 1991 y
se disolvió, más o menos, en 2019. Que por qué les hablo hoy de esta gente,
pues miren, más que de ellos les vengo a contar que su nombre fue tomado de un
discurso de Karl Marx y su filosofía se centra en la revolución
social y política, criticando de manera feroz el imperialismo y la opresión
gubernamental, para dar voz a la lucha contra el statu quo,
promoviendo el activismo y la conciencia social a través de letras combativas
inspiradas en ideas de izquierda y revolucionarias. Su canción “Killing in the Name” es una protesta
que denuncia la brutalidad policial y el racismo, inspirada por la paliza
a Rodney King, un taxista de Los Angeles. Rage against the machine
podría traducirse como rabia, ira, contra la máquina. ¿Y cuál es esa máquina
contra la que hay que luchar? Pues según Marx, el capitalismo. Viene perfecto
esto para los días de consumismo desenfrenado de las navidades, pero también
para extender esa lucha no ya sólo contra el capitalismo como tal, sino contra
el poder. El poder de andar por casa, me refiero. El de ese policía que se cree
más de lo que es sólo por llevar uniforme, el del médico y su bata con ínfulas
de dictador, el del juez que va más allá de lo que sus puñetas le permiten… en
definitiva, todos aquellos que en cualquier conversación podrían decirte eso de
“usted no sabe con
quién está hablando”. Finales de 2025 y todavía hay personas, y cada vez más,
que abrazan ideologías que abogan por entregar derechos y libertades a cambio
de una falsa idea de seguridad. El problema no es ya que haya un sector
ciudadano que sea partidario de eso, siempre estuvieron ahí, sino que tales
ideas hayan calado tanto que sus fétidas aguas nos cubren mucho. Vaya texto les
estoy escribiendo eh, para sacarlo con los postres de la cena de Navidad y
acabar a hostias con media familia. Perdón. Y contra eso hay que luchar, porque damos por
hechas muchas cosas, me refiero a los derechos y libertades que les he citado
un poco más arriba, que de un plumazo pueden evaporarse y que volver a traer
iba a costar un esfuerzo descomunal. Luchen contra la máquina y disfruten (o
no) de las navidades, que no es incompatible.
Y por hoy, ya estaría.
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