ValorioPark.

Publicado en El Día de Zamora el 25 de octubre.


Les cuento. He recibido críticas de varios seres por un artículo que les escribí hace un par de semanas y en el que venía a afirmar que en esta nuestra ciudad no hay ningún tipo de sustrato empresarial, y que las futuras inversiones ni están ni se las espera. Y que nadie hace nada. Pues bien, me censuran que en vez de tanto denostar, que proponga alguna idea. Pues dicho y hecho eh. Me he puesto en contacto con el mismo Sheldon Adelson, presidente y director ejecutivo de Las Vegas Sands Corporation. Por si no han caído todavía, este señor es el tipo de Eurovegas. El pasado fin de semana lo invité a que se viniera a Zamora para que conociera esto y seducirlo con los encantos de nuestra villa y corte para que procediera a una inversión faraónica de las suyas, y ya les anticipo que se lo pasó genial. Para empezar, el tipo estaba en su ambiente. Con ochenta años que tiene el buen señor, vio la edad media de nuestra población y me comentó que desde las comunidades de jubilados de su soleada California, no había visto cosa igual. Y cómo no, me lo llevé a pasear por Valorio, y ahí fue donde su prodigiosa mente para los negocios se encendió, y anunció: “En este paraje sin par, montaré un Jurassic Park”. Así, rimando y todo el tío. La cosa está en soltar por Valorio unos velociraptores, unos tyrannosaurus rex y bichos similares, que la gente venga a verlos, compre camisetas, coma perritos calientes, mierdas de esas y se deje una pasta aquí. Ahora bien, igual que para lo de Eurovegas, Sheldon, yo ya me tomo la confianza de llamarlo así, pone condiciones. Y en Zamora no se trata de que permitan fumar, sino que, para evitar contrastes, quiere que la gente joven se vaya de aquí, que emigre a otras ciudades, que solo quede en nuestra ciudad gente mayor, cuando más, mejor. Gente que casi fuera coetánea de esos dinosaurios que nos quieren traer para sacarnos de la pobreza. Querido Sheldon, no te preocupes. Aquí lo de que emigre la gente joven lo tenemos casi hecho del todo, y si los pocos niños que van quedando te incomodan, podemos ofrecérselos a los dinosaurios como alimento. Un gasto menos. 

Bienvenido Mr. Adelson. Qué lástima que no se apellide usted Marshall. 

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