Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el viernes 28 de noviembre de 2025.
Buen día. No, no les voy a
escribir sobre esas personas que según la R.A.E. son impertinentes, apáticas o
mal intencionadas, sino sobre la locución preposicional que nos indica que
estamos “muy cerca de”. Porque, a veces, uno no se da cuenta de lo cerca que
está de algo hasta que ya lo ve ahí, presente, posible. Un estado donde
se confrontan las finitudes y los misterios de la vida, como el miedo, la
muerte o la duda, permitiendo una reflexión profunda sobre lo que somos y lo
que nos rodea. Ya les digo yo que la situación sobre la que les estoy
escribiendo no da, al menos en el momento, para una reflexión profunda sobre lo
que somos. Porque en el momento en el que uno se encuentra en ese borde no es
consciente de que lo está. En realidad no es consciente de casi nada, uno es un
pelele manipulado por terceros desconocidos, y ni siquiera se da cuenta de esa
manipulación. No debemos confundir los bordes con los límites, así, el límite
es el fin, más allá del límite no hay nada, mientras que el borde es aquello mediante
lo cual el límite hace contacto. El límite existe entre dos bordes diferentes,
separa y une las entidades que delimita. En el borde uno se asoma al abismo,
pero no lo supera. Hace unas semanas estuve al borde de la muerte, que dicho
así suena como muy trágico, pero no soy yo de hacer dramas sin más. Para
empezar, como me tengo por persona coherente, me enfrenté a la muerte como
aparecí en la vida; desnudo y sin ser muy consciente de lo que estaba pasando.
Después tuve que aprender a volver a hablar y a volver a caminar, que me ha
llevado menos tiempo que la primera vez, y ya luego la cosa ha ido más o menos
rodada. La primera conversación que tuve también la compartí con mi madre, como
la primera vez, aunque en esta ocasión no fue para solicitar amantamiento, sino
para bromear sobre la oportunidad perdida de haber celebrado el Día de los
Santos por todo lo alto. No le hizo gracia. Tampoco le hizo gracia lo de haber
pasado Halloween diciendo “susto o muerte” habiéndonos quedado en el susto.
También les digo, la baza de usar lo de “hazme caso, que he estado a punto de
morir” no está colando todo lo que yo me esperaba. Y sí, por hoy, ya estaría.
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