Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 20 de diciembre de 2019.
Si la navidad
me da asco no es porque yo sea un amargado. Es más, si me dejan pensar un poco,
la navidad como tal no me provoca asco, lo que me repele es la impostura de la
felicidad que implica esta época, ese presumir de todo lo que se tiene y de lo
que se quiere, que viene a ser como vivir en Instagram pero sin poder cerrar la
aplicación. Y aquí me tienen, sin ganas hoy de escribirles nada en concreto,
pero obligado a ello por el director de este periódico, así que vamos a tratar
de salir del paso como buenamente se pueda mientras me taladra el cerebro la
cantinela de la niña esa del anuncio de El Corte Inglés que dice ver elfos por
todos lados mientras sus padres sonríen a su lado en vez de llevarla a un
psiquiatra o a un centro de deshabituación del consumo de drogas, porque tanto
elfo por aquí y por allá… Pues entre unas cosas y otras, ya vamos casi por la
mitad del artículo. Y a todo esto, ayer me he enterado de que chupar las cabezas
de las gambas y de los langostinos es perjudicial para la salud porque contienen
altos índices de cadmio y este se puede acumular en hígado y riñones durante
casi treinta años. Investigando un poco, he descubierto que el cadmio es un
metal de color blanco plateado, parecido al estaño y altamente tóxico. ¿Que
cómo llega el cadmio a las cabezas de los langostinos y las gambas? Pues no
tengo ni la menor idea, pero lo que sí sé es que a los que nos están chupando
la cabeza con tanta tontería es a nosotros, y sí, aprovechan la época navideña
para hacerlo sin disimulo alguno, porque la noticia esta del cadmio es del año
2011 pero nos la clavan ahora sin miramientos, cuando todos sabemos que lo realmente
perjudicial para la salud es no comer gambas y langostinos. Aunque igual nos
asustan para que, si nuestra economía no nos permite consumir tales viandas,
nos consolemos con mantener la salud. Como lo del día de la lotería de navidad
cuando no les toca (en realidad siempre he pensado que no le toca a nadie y que
esos que salen descorchando champán y haciendo el memo en la tele son actores)
que nos vale con tener salud, pues igual. Ya ven, como Lope de Vega con el
soneto ordenado por Violante, he burlado el mandato de mi director y me he
sacado un artículo entero sin ganas y sin contarles nada. Olé yo. Disfruten
ustedes si les dejan, pero no por obligación.
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