Aunque no quieran
ustedes creérselo, que a mí me costaría, la verdad, Valorio sigue siendo un foco
inagotable de noticias. Así, el otro día, recurrí a nuestro parque/bosque para
hacer deporte. Y mientras corría por él como alma que lleva el diablo, sin
exagerar, me encontré con Alejandro
Blanco,presidente del Comité Olímpico Español (COE)
y de la candidatura Madrid 2020. El hombre estaba sentado en un banco, lo cual
me extrañó y así se lo hice saber.
-¿Pero usted
no debería estar en Buenos Aires ya, que este sábado es lo de la elección de
los Juegos Olímpicos de 2020?
-Es que esta
vez nos los van a dar fijo, que ya se sabe que a la cuarta es la vencida, así
que vamos de sobrados, pero no podemos decirlo.
Yo puse en su conocimiento, por si no lo
sabía, que en España había una crisis económica que sí tenía las dimensiones de
olímpica, y que igual no era lo mejor embarcarnos ahora en un gasto brutal. Él
me dijo que los beneficios para España serían tangibles e intangibles. Respecto
a los primeros me habló de puestos de trabajo, de inversión, y cosas de esas.
Lo mejor vino respecto a los segundos, que si nos daban los JJ.OO., se
generaría en España una ilusión que haría que saliéramos de la crisis dados los
ánimos que eso nos insuflaría, la alegría y blablabla, los beneficios del
deporte y más blablabla. Bien, le contesté. Y ahora dígame qué beneficio,
ilusión, alegría y todos esos blablablas van a recaer en Zamora, porque oiga,
los JJ.OO. se los van a dar a Madrid, pero aquí estamos a casi 300 kilómetros y
yo no lo tengo nada claro. Ahí el Sr. Blanco se puso institucional y me dijo
que cuando nos dieran los Juegos, porque nos los iban a dar fijo, los zamoranos,
ilusionados, nos lanzaríamos a la calle a practicar deporte, y que eso haría
que mejorara nuestra salud, por lo que podríamos prescindir del todo de la
sanidad pública, y eso que nos ahorraríamos. Además, añadió, igual en el 2020,
al paso que van ustedes, Zamora ya ni existe, así que dejen de preocuparse,
agoreros. Y lo peor es que al Sr. Blanco, igual no le
falta razón.
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