Como en una película al estilo de “The pillow book” o más en concreto,
de “Ying Xiong”, Zao Wou-Ki (Pekín, 13 de febrero de 1921 - Nyon, Suiza, 9 de abril de
2013) estudió caligrafía en su infancia, y toda esa estética la trasladó con posterioridad
a sus obras, que “escribía” en trípticos y dípticos de gran superficie, donde las franjas
de color parecen retorcerse, hasta incluso dar la impresión de romper el lienzo. Esa
abstracción en el lenguaje, influencia del alemán Paul Klee, llega a estar presente hasta
en los títulos de sus obras, los cuales son sólo la fecha en la que las terminaba. Su
formación pictórica la recibió en la facultad de Bellas Artes de Hangzhou, y con
posterioridad en París, donde completa sus estudios de la mano del fauvista Othon
Friesz. Quien comienza a dar forma a su obra es Henri Michaux, escritor y también
pintor, pero sobre todo un estudioso de la caligrafía que hizo que Zao Wou-Ki renovara
su técnica del manejo de la tinta china así como que comenzara a crear una especie de
sinergia entre los modos de escritura occidental y oriental. Aun así, Ki, según él mismo
decía, trataba de no parecer chino en sus obras, cosa que chocaba con su formación.
Consideraba que la pintura china no había evolucionado desde el siglo XVI, y él no
quería ser otro pintor estancado más, lo cual a su vez contribuyó a una notable falta de
creatividad. De ese círculo vicioso lo sacó la pintura de Paul Cézanne, que le recondujo
a sus orígenes, que “me ayudó a volver a encontrarme como pintor chino”, que le hizo
llegar al expresionismo abstracto y a esos apreciados paisajes interiores. Y tan
apreciados, su última obra subastada en Sotheby’s, titulada “01/10/68”, llegó a la
suma de 6,78 millones de €uros, convirtiéndole en uno de los artistas chinos con
mayores ganancias económicas.
De su primera exposición en París sabemos que recibió los elogios de Picasso y Miró,
con los que luego tuvo una relación de amistad a la que se unió también Giacometti.
Junto con su obra pictórica, Ki también trabaja la caligrafía, cerámica, y, en años
posteriores, la acuarela. Era miembro de la Académie des Beaux-Arts de Francia.
Las complicaciones recientes del Alzheimer le obligaron a dejar de trabajar, siendo
hospitalizado en dos ocasiones en el último mes y medio. Ha muerto el 9 de abril en
Suiza.
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