David Jude Heyworth Law, vamos, Jude Law, se nos hace mayor. El pasado 29 de diciembre el actor inglés cumplió 40 años, pero ni se preocupen ni se alarmen porque, por las fotos que he podido ver de él, sigue teniendo ese aura de seductor que le ha acompañado, con independencia del papel que desempeñara, a lo largo de su carrera cinematográfica. Bien es cierto que dentro del hábitat de Hollywood lo de cumplir años no se lleva muy bien, cabe puntualizar que en eso las actrices están peor, que hay un limbo al que llamaremos la madurez en el que los papeles cinematográficos se evaporan y han de buscarse las habichuelas en el teatro, en la tele o donde se pueda, pero nuestro protagonista dice encontrarse saludable y feliz porque ahora le van a llegar papeles más complejos e interesantes. Del debut en el cine en 1994 con "Shopping: De tiendas" hasta lo que le queda por venir en este año, que parece mucho y variado, Law se ha caracterizado precisamente por eso, por interpretar un amplio y heterogéneo grupo de personajes a los cuales ha dotado de banalidad, carisma, fantasía, comicidad y una larga ristra de sustantivos que nos hace ver que este inglés cuarentón vale para un roto y para un descosido. Y con esa capacidad para asumir personalidades tan dispares como la del Doctor Watson, la de millonario desocupado en “El talento de Mr. Ripley” o la del alma torturada de "Cold Mountain", lo que más me llama de Jude Law es imaginármelo en aquellos papeles que no ha interpretado. Y entre estos les destaco dos, los de dos tipos diferentes de héroes. Uno, Jay Gatsby, el héroe trágico que se va destruyendo conforme se acerca su sueño de recuperar el pasado y reconquistar a Daisy Buchanan, la mujer que dejó para irse a la guerra en Europa. Dos, James Bond, el héroe de acción sentado a los mandos de su customizado Aston Martin, menos atormentado que Daniel Craig, menos hercúleo, mucho más sofisticado y desde luego mucho más seductor y atractivo. Ya ven, Jude Law cumple 40 años y dice que se alegra de que actores como Robert Pattinson encarnen a los guapos de hoy porque a él eso ya no le corresponde. Y lo dirá con esa sonrisa única, esa barba incipiente y un pequeño destello en sus ojos azules.
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