Cuando ustedes estén leyendo esto se encontrarán a unas pocas horas de la jornada de reflexión, ya se lo sabrán de otras veces, pero solo tienen derecho a meditar el día antes de unas elecciones, que el resto del tiempo están para hacer lo que se les diga y punto. Por mera lógica temporal, se encontrarán también a unas pocas horas más de ejercer su derecho al voto, y no, no pretendo venir aquí a decirles que voten, que quedarse en casa luego no les dará derecho a protestar, no se confundan, voten ustedes o no tienen todo el derecho a la protesta, a la queja, a la reprobación, y llegado el momento a defecar en la madre que los parió a todos, que si se quedan sentados en el sofá y pasan de ir a meter la papeleta en la urna la culpa no es suya, sino de quienes no le han hecho una oferta seductora que les motive para darle su confianza. Lo más importante es que, si ni los unos ni los otros le han dado de comer, son ustedes libres de votar a quién le de la gana, de cambiar de criterio, de probar a ver si con estos la cosa va mejor, de seguir confiando en los otros, tienen en su mano el libre albedrío electoral, y eso aunque sea una vez cada varios años, pone. Y como ya sabemos todos de qué pié cojeamos, les diré también que si el mayor logro del diablo ha sido hacernos creer que no existe, el mayor logro de la derecha ha sido hacernos creer que las líneas ideológicas han desaparecido. Para algunos.
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